domingo, 25 de mayo de 2008

En Rosario no hay subtes

Las miradas extraviadas, igual que el resto del cuerpo.
Mirando hacia arriba, repasa el día.
Rumiando compromisos transcurre su vida.

Es llegar. Es sentirlo. Es tomarme esos minutos,
para ver las caras, leer los rostros
de toda esa gente que no conozco.

Estoy bajo tierra,
fotografiando sin cámara
historias que desfilan sin caminar.

(Alguna tarde en la línea B de Buenos Aires)

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